Se ha colocado un tabique de pladur y metal en los tres grandes arcos del crucero, ya cubierto, para poder usar este espacio y evitar que se deteriore la obra ejecutada.
Las obras de la Basílica de Santa Teresa han entrado en una nueva fase al ejecutarse una pared de pladur en el interior del templo y chapa metálica aislante en el exterior como cerramiento de la zona del presbiterio.
Esta gigantesca pared se yergue cerrando el espacio de los tres grandes arcos que dan al crucero del templo y permite contemplar el espacio ya concluido tras esta fase de las obras, a la vez que lo pone a disposición de los futuros usos que se le quieran dar.
Desde el interior se concibe este recinto del templo como una zona independiente de la que todavía queda por ejecutar y contará con la puerta principal de acceso a la Basílica como vía de entrada. Los trabajos de construcción de esta puerta principal se van a acometer en estos meses puesto que, se calcula que la ejecución de esta puerta de entrada sea la última fase de la obra, cuya conclusión está prevista para finales de año.
En estas semanas se está procediendo también a la colocación de cristales en los vanos de las paredes del templo para evitar que las palomas, que tienen colonizada la parte alta de la Basílica, puedan entrar en la zona recién concluida y dañarla.
En la zona más alta del cerramiento de pladur del presbiterio también se han colocado varias ventanas de permiten dotar de una cálida luz natural al interior del templo. Por otra parte, según señaló el vicario de la Diócesis, Florentino Gutiérrez "tenemos que sacar adelante la Basílica. Se está terminando una primera parte de la obra pero hay que cubrirla por entero y si nos ayudan sería estupendo. Será un atractivo turístico y patrimonial importante para la villa". Se estima que, para poder concluir la obra, se necesitará al menos 1 millón de euros.
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